V (sobre la única salida)

Trata de erigir una obra notable, un material que perdure en los sueños y el polvo de la gente; una historia, una alucinación que hierva punzante en su sonrisa: quiero que la ames, que te vuelvas loco, que la rastrees en todas partes, que tu vida sea ella, que te veas al borde del infierno, que la tengas grabada horriblemente en las manos como la cicatriz de un clavo, en la boca como la niebla de un beso. Piensa en ella por las noches, que fulja en tu migraña, en tu gozo, en tu hambre. Toma esto para tus ojos, para tu estómago, para tu uñas. Yo ya he sucumbido, y menos mal.

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