XV (sobre preparar una oposición)
En el delgado límite del tiempo, allá en
los páramos fríos del espacio exterior, un espejo refleja esto mismo, es
decir, que dicho límite esté aquí y no allí, y que él seamos nosotros,
únicos en consciencia, porque la consciencia es fruto del hervor radical del
tiempo en su límite, en su abrir y cerrarse. Somos la puerta del tiempo, los
centinelas del tiempo, la monstruosidad del tiempo; pura deformidad por puro
privilegio, acidez, lucidez, autocontemplación en la muerte.
Muy bueno Diego. Sintiendo esa monstruosidad y deformidad como no. A ver si hablamos pronto bien. Parece que la situación va mejorando. Un abrazo tío.
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